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Hombre graba reacción de su Pastor Alemán al ver que está en el veterinario y no en el parque
Es evidente que no le gusta la palabra que empieza con “V”.
Kenny Fernandez
05.13.22

Los perros no pueden hablar, pero eso no significa que no sepan cómo comunicarse.

En ese caso, ¿sabías que unas cuantas palabras pueden cambiar la forma en la que nos sentimos por dentro? Por ejemplo, al escuchar la palabra “pastel de chocolate”, sabemos que te dará hambre.

Luego están aquellas otras palabras relacionadas con lo que nos atemoriza: como la muerte, deudas y enfermedad. Son frases que nadie quiere escuchar porque te harán sentir triste o ansioso.

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Cada palabra genera un tipo de respuesta emocional en nuestro organismo, no importa si es buena o mala.

Los humanos somos los únicos seres vivos de este planeta que han generado un vocabulario tan extenso. Pero dicho esto, aunque los animales no hablan el mismo idioma que nosotros, sin duda con el tiempo aprenden a entender las palabras.

Y así como nosotros, ellos también pueden verse afectados por las palabras.

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Cualquier dueño de perro te dirá que palabras como “vamos” y “comida” obtendrán una reacción inmediata de su mascota. Pero en el otro extremo de la escala, palabras como “veterinario” también generarán una reacción, y esta vez, no será tan buena.

Resulta que nuestras mascotas odian a los veterinarios.

No importa cuán sociable, amigable o relajado sea tu perro, lo más probable es que odie absolutamente a los veterinarios. Nada bueno puede salir de una visita a los veterinarios. Los pinchan con agujas, les cortan las garras y ni hablar de aquellos viajes al veterinario cuando han comido algo que no deberían.

Las inyecciones que inducen el vómito no son divertidas.

Lo que es más, la sala del veterinario es un lugar absolutamente repleto de otras mascotas ansiosas, y hay tantos nuevos ruidos, olores y cosas para mirar que es suficiente para llevar a tu mascota a una sobrecarga sensorial.

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Por eso cuando Enzo, un pastor alemán, se dio cuenta que iban de camino al veterinario, se llenó de pánico.

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Enzo había disfrutado del paseo previo pensando que irían al parque canino como de costumbre. Pero cuando el camino se le hizo vagamente familiar (y no de buena manera) se dio cuenta de a dónde lo llevaban en realidad.

Cuando estuvieron en el estacionamiento, sus peores pesadillas aparecieron.

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Enzo enloqueció al darse cuenta de dónde estaban.

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El pobre perro se siente como si hubiera sido engañado. Mira por cada ventana como si no pudiera creer dónde está. Pero en el fondo, Enzo sabe EXACTAMENTE dónde están estacionados. ¡Está en *gulp* el veterinario!

Enzo comienza a lloriquear de la manera más dramática. No tiene idea de lo que puede implicar esta cita, y secretamente espera que sus dueños no lo hayan atrapado antes comiendo comida del bote de basura a escondidas. Pensó que se había salido con la suya.

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Por suerte, la cita de Enzo es solo un chequeo de rutina.

“Enzo va al veterinario para un chequeo. Su familia se mudó recientemente de un estado del norte a un estado del sur, sus alergias no apreciaron eso en absoluto. ¡Pero todo está bien con Enzo ahora!” El papá de Enzo nos lo cuenta en el pie de foto de YouTube.

Lo cual quiere decir que Enzo se está alterando sin razón.

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No obstante, su dramática reacción nos hizo reír. Por suerte solo se trata de un chequeo rutinario, nos alegramos de que Enzo se encuentre bien. Solo deseamos que esta experiencia le haya enseñado que ir al veterinario no es tan malo.

Mira el divertido video del descubrimiento de Enzo a continuación.

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